Tuesday, November 14, 2006

¿Les gustan los video juegos?

A la par de los libros de fantasía, esoterismo y ciencia ficción que tuvieron una gran influencia en mi joven mente, se encontraban también los videojuegos. Muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de presenciar la evolución de estos últimos, desde el "pong" (El juego de las dos barras y la pelotita, ¿se acuerdan?) hasta la nueva consola de nintendo, el wii.










Los primeros videojuegos con los que tuve contacto fueron los que encontrabas en la tiendita de la esquina. Jugábamos en una televisión en blanco y negro y las temáticas eran muy sencillas, como ese del explorador que se tenía que columpiar en las lianas para evitar que se lo comieran los cocodrilos.




El Frogger, Pacman y Galaga eran de mis favoritos.

















También contábamos en casa con una computadora comode 64, la cual tenía juegos de Lucas Arts como Loom, que era de aventuras en donde tenías que recolectar y tocar las notas musicales, y el juego de la película Laberinto en donde necesitabas la ayuda de tus amigos y mucho ingenio para llegar al final.





















Esta computadora tenía muchos otros juegos como una versión del Tetris, emuladores de vuelo, etc. Había uno de acertijos, también de Lucas Arts, que se llamaba "Maniac Mansion", en el cual debías escapar de la casa de un científico loco resolviendo una serie de problemas. lo interesante de este juego era que tenías que pensar como el dueño de la casa para poder avanzar.




Debido a la influencia de las obras de Tolkien (y a que no tenía muy buena coordinación), comencé a interesarme por los juegos RPG. Uno de los primeros fue Final Fantasy para NES, del cual jugué todas las versiones de nintendo clásico, super nintendo y un par de Play Station.

















Me gusta este género por que algunos juegos tienen historias muy bien estructuradas y pensadas, y la verdad me impulsaban a seguir jugando no solo por el reto, si no para saber qué era lo que seguía en la historia. Además, las gráficas y los colores se me hacían bastante atractivos. En general creo que Square Soft es una de las mejores compañías dedicadas a la realización de este tipo de juegos.







Ahora le estoy tomando el gusto a los juegos de corte familiar, pues cuando los K! podemos tomarnos un descanso, nos ponemos a jugar Mario Kart o Mario Party para Game Cube, los cuales tienen opciones para cuatro jugadores. Como somos muchos, hacemos retas y el que pierda cede su lugar a quien aún no ha jugado. La verdad nos divertimos bastante y complementamos al mismo tiempo una parte de la fantasía que también está unida a los comics, pues como artista debemos estar en constante crecimiento y experimentar cosas nuevas.
¡Quien puede decir que se divierte en el trabajo!




Nueva aventura en Universitarea.


Cuando recibimos la invitación para participar en el evento de Universitarea, nos pareció una excelente oportunidad para continuar nuestro contacto con el público, sobre todo ahora que decidimos ya no asistir a eventos y festivales de comics como protesta debido a la gran cantidad de piratería que se comercializa en estos últimos. Fue muy reconfortante encontrar a muchos chavos que sin estar tan empapados en el medio del cómic se interesaran en nuestro trabajo y en las posibilidades de desarrollo profesional.


Muchos de ellos se acercaron por mera curiosidad al ver que nuestro stand se encontraba repleto. Cuando finalmente lograban asomarse y ver a Oscar, Hoacho, Alex y Mari dibujando a todo vapor para entregar los sketches a los amigos que nos visitaban, se quedaban enganchados y comenzaban a hacernos preguntas sobre qué era lo que ofrecíamos.






Entonces Susy, Mau, Charly y yo entrábamos en acción contándoles que somos un estudio profesional y que hemos realizado trabajos tanto en México como en USA. "Estamos aquí para apoyar a todos aquellos jóvenes que se quieran dedicar profesionalmente al cómic" decíamos.

La mayoría de las personas que se acercaron al espacio de K! no tenían idea de que en México se pudieran producir cosas de alta calidad, y se sorprendieron bastante cuando vieron los cuadernos de sketch y las carpetas con algunos de los originales de los proyectos en los que hemos intervenido.

Era fantástico ver el brillo en los ojos de los chicos que finalmente encontraban un apoyo y un lugar para poder desarrollarse en lo que más les gustaba; incluso había padres de familia quienes orgullosamente decían que ellos apoyaban a sus hijos y que les interesaba que se sintieran realizados.
No sé ustedes, pero eso es algo que no se escucha muy a menudo y que me llena de alegría.




Otra de las cosas por las que me llenó bastante este evento fué que tanto los jóvenes como los adultos te devolvían la sonrisa, no por compromiso, si no por que en realidad se sentían a gusto en nuestro stand.
Muchos dirán que somos idealistas y ñoños, pero el calor que proviene de una sonrisa sincera no puede ser descrito con palabras: tiene que ser experimentado. Ese es el combustible que nos impulsa a seguir adelante y a dar el máximo, el poder de provocar la alegría y la fantasía en la gente, aunque sea por un instante, es maravilloso.




















Agradecemos infinitamente a todos los amigos, tanto expositores, organizadores y público en general que se acercaron a conocernos y formaron parte de esta nueva aventura.

Monday, November 06, 2006

UNIVERSITAREA EN EL WTC

Esta semana ¡KA-BOOM! Estudio estará presente en el Encuentro Internacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, UNIVERSITAREA 2006, que se llevará a cabo en el World Trade Center de la Ciudad de México a partir del Jueves 9 y hasta el 12 de Noviembre. ¡LOS ESPERAMOS!


Saturday, September 02, 2006

Recuerdos de la infancia.

Muchos nos preguntan cual es la fuente de nuestra inspiración cuando creamos historias, personajes, etc.
En gran medida estos vienen de las experiencias personales; todo aquello que sucede en la vida cotidiana y que nos ha marcado profundamente, como es el caso de los recuerdos de la infancia.
Pocos pero luminosos fueron los momentos que atesoro de esa época, y quiero compartirlos con ustedes:

Los primeros años de mi infancia transcurrieron en la Colonia Estrella, en la calle de Coral. Recuerdo que era un edificio de departamentos muy grande y que daba la impresión de haber sido construido por etapas, pues la arquitectura cambiaba de un departamento a otro. En él pasaban cosas bastante extrañas, y decían que ahí espantaban pues antiguamente había sido una fábrica de refrescos en donde continuamente sucedían accidentes fatales. Si esto es cierto o no, tal vez jamás lo sepa, pero sí daba mucho miedo pasar por ciertos lugares.



En esos mismos departamentos vivía mi abuela y afortunadamente para mi, podía huír a su casa cuando las cosas se ponían feas con mi familia. Era un refugio seguro para una niña de cinco o seis años: siempre con un repertorio interminable de golosinas desde dulces de cereza y paletas tutsi hasta la tradicional capirotada que a ella le salía bastante bien. Su casa era pequeña pero cómoda, muy tranquila y llena de los recuerdos de su vida.




En una pequeña vitrina con puertas de cristal, guardaba cosas que eran muy preciosas para ella: una hermosa muñeca japonesa que me encantaba, una cajita de música con una extraña melodía oriental, libros de novelas policiacas, de terror y fantasía, enciclopedias con animales y paisajes de todo el mundo y, colgada en la pared, una foto de un par de geishas sentadas en lo que ahora sé que era un jardín de arena zen. Con mis fantasías de niña, veía la foto de estas damas y me parecía que me sonreían. Incluso llegué a pensar que una de ellas se parecía a mi mamá. Años después heredaría algunas de estas cosas, las cuales - me duele decirlo- se perdieron por diferentes razones.






Otra de nuestras actividades favoritas era los fines de semana, cuando los seis miembros de la familia: papá, mamá y cuatro hijos, hacíamos un recorrido desde nuestro hogar hasta el cercano Cine Lindavista en donde se proyectaban casi exclusivamente películas de los estudios Disney. Recuerdo que ahí vi por primera vez la Bella Durmiente, Blancanieves, Cenicienta, Cupido Motorizado y otras películas clásicas de Disney. Después de cada función, cerca de las siete u ocho de la noche, la tropa entera se dirigía hacia los tradicionales churros con chocolate o al café de chinos, en donde nos esperaba un delicioso vaso gigante de café con leche o chocolate para los niños y unos bisquets tamaño gigante.



Es increíble como las cosas vistas y vividas con el alma pura e inocente pueden disfrutarse y durar hasta el final de los días; este es el espíritu que como artistas deseamos no solo compartir si no transmitir a todo aquel que lea nuestra obra y se divierta con ella.

Tuesday, August 08, 2006

Cómo conocí a la banda K! (Segunda parte)

Bien, después de terminar las labores del día y ya sin pendiente alguno, continúo con el relato. Nos quedamos en....

Mi hermano y yo estábamos muy emocionados por que a pesar de que Oscar y su familia jamás nos habían visto, nos abrieron las puertas de su casa y de su corazón. La primera impresión al entrar a su estudio fue la de haber sido transportados a otra dimensión (¡y creo que finalmente así fué! ): hacia cualquier lado que dirijieras tu mirada había algo interesante que te hacía soñar despierto, ya fuera arte original de algunos de sus colegas internacionales, posters y afiches de películas, hasta los lápices bien acomodados y los papeles de su lugar de trabajo eran intersantes, pues para un par de chamacos que habían vivido toda su vida viendo una misma cara de la realidad, era impresionante toparse de frente con algo nuevo, y lo mejor es que era maravilloso.




En esa ocasión también conocimos a Susy Romero, dueña de las quincenas de Oscar y quien en los años venideros se convertiría en mi maestra. Oscar y su papá revisaron nuestro trabajo y vieron que teníamos madera para desarrollarnos en el medio. En esta visita Oscar nos obsequió a mi hermano y a mí nuestro primer original realizado por un artista profesional, uno para cada uno. En cuanto tuve dinero lo enmarqué y lo guardo como uno de mis bienes más preciados colgado sobre mi lugar de trabajo.

El trato con Oscar, Susy y su familia se fue fortaleciendo con las visitas semanales o quincenales que hacíamos a su estudio y a la tienda de Urantia Blue (la cual pertenecía a uno de sus amigos) para que revisaran nuestro trabajo, hasta que un día nos invitó a la inauguración de su propia tienda: ¡Ka-boom! Cómics.

Fue en este lugar donde eventualmente me convertiría en encargada de la tienda y en donde muchos de los que ahora conformamos el estudio nos conocimos: Tona, Hoacho, Alex, Mau, Lalo y demás familia; reunidos por nuestro gusto tanto del arte como de la fantasía. Este era un lugar mágico, en donde la camaradería y la inocencia se unían dando como resultado la creación de nuevos y fuertes lazos no solo de amistad si no de hermandad, los cuales a pesar de todos los contratiempos y sin sabores a los cuales nos ha sometido la vida han soportado el paso del tiempo hasta hoy.

Las rísas, chistes, confidencias, puntadas y carcajadas que siempre nos han caracterizado comenzaron ahí, bajo un clima de confianza y cariñosa irreverencia que a algunos, más que ofender, nos hacía sentir apapachados.

Muchos sueños fueron acunados ahí, muchas ilusiones que apenas hora están comenzando a materializarse y que necesitan de nuestro cuidado y atención para que puedan crecer y concretarse. Así mismo, muchos de los amigos que tuvimos la dicha de conocer tomaron su propio rumbo (incluyendo a mi hermano), y algunos incluso han olvidado que alguna vez nos conocimos, pero estoy segura que en el fondo añoran esas épocas, recordando que todos veíamos el barco de Peter Pan y jugábamos en la Tierra de Nunca Jamás.

Sunday, August 06, 2006

Cómo conocí a la banda K! (Primera Parte)

Corrían los años ochenta y lo que más recuerdo con agrado de esa época son las caricaturas, la última salida de viaje a Veracruz y la adquisición de mi primer ejemplar de Karmatrón y los Transformables. Irónicamente fue mi hermana quien nos lo regaló a mi hermano más pequeño y a mí, y digo irónicamente por que llegado el momento, surgió una fuerte polémica no solo entre nosotras si no a nivel familar debido al contenido espiritual del cómic; pero esa es otra historia...



Recuerdo que fue el número cuatro de la ahora era clásica del cómic. Yo tenía 12 años y me encantó el dibujo y la historia que presentaba, sobre todo por que a esa edad yo ya era una asidua devoradora de libros, comenzando con la saga completa de El Señor de los Anillos, la cual dicen por ahí, es una lectura muy pesada para cualquier niño... Aunque lo mismo decían de Karmatrón.

El cómic fue un santuario en donde las turbulencias de la vida en una familia disfuncional podían ser olvidadas, dándote la oportunidad de soñar con las aventuras de Zacek y compañía, viajando a mundos maravillosos y compartiendo, sin saber, un poco del espíritu de su autor, Oscar González Loyo.



La primera vez que hice contacto un poco más directo con él fué cuando en una carta que mandé a la editorial -con todo y dibujo el cual fue publicado, dicho sea de paso- anexé el número de teléfono de mi casa y ¡qué sorpresa el recibir la llamada!
La verdad ya ni siquiera recuerdo cual fue el tema de conversación pues estaba super nerviosa, lo que sí recuerdo es que cuando colgué me puse a brincar como chapulín por toda la casa ante el asombro de toda mi familia.



Los siguientes fueron años muy grises y difíciles, sobre todo por que el boicot de las distribuidoras evitó que siguiera consiguiendo mi número semanal de Karmatrón, quitándome uno de los más importantes santuarios de paz y tranquilidad en donde podía refugiarme. Muchas cosas sucedieron es esa época que me dejaron marcada, muchas penurias y sufrimiento pues no encontraba un lugar al cual pertenecer, hasta que en 1993 redescubrí mi olvidada colección de Karmatrón, algunos de los números más antiguos deshojados y maltratados; pero que me hicieron recordar las aventuras que tuve en ese mundo maravilloso cuando era niña y cómo fue que perdí esos recuerdos y sentimientos, sacrificados por la madurez de una vida que te obliga a dejar de soñar. Al leer uno de los últimos números de mi colección, encontré uno de los tantos anuncios en donde Oscar nos pedía su apoyo para que la revista pudiera continuar, y decidí que sería increíble poder ayudar a que Karmatrón resurgiera. Juntando todos mis dibujos ( en esa época me gustaba mucho dibujar) y acompañada de mi hermano menor, nos decidimos a emprender la aventura, disfrazados de "tacuche", bien peinaditos y perfumados, pues no deseábamos dejar una mala impresión en nuestro primer encuentro en persona con Oscar y Karmatrón.
A decir verdad, la mala impresión vino después, cuando entramos en confianza y nos deschongamos... ¡Ja, ja! ¡No es cierto! (¿¿¿ O Siii ???).

continuará...

Saturday, August 05, 2006

Bienvenidos a mi blog!


Hola a todos!
Mi nombre es Rebeca Soriano, soy miembro de ¡Ka-boom! Estudio, una empresa mexicana que se dedica a la publicación de cómics, creación de mascotas publicitarias y cómic empresarial encaminados a la ciancia ficción y a la fantasía, la cual ya es muy escasa y más que necesaria en nuestros tiempos.
Es muy importante soñar y para muchos es la base de la fuerza y la tenacidad como verán si deciden quedarse y dejarme compartir con ustedes mis experiencias y las de mi familia, los Kaboones.